Del vértigo informativo a la fatiga democrática: América Latina ante el espejo fragmentado de su infoesfera
- Jorge Alberto Hidalgo Toledo
- 19 jun
- 4 Min. de lectura

Por: Dr. Jorge Alberto Hidalgo Toledo, Human & Nonhuman Communication Lab, Facultad de Comunicación, Universidad Anáhuac México
Prólogo a una región en alerta: cuando el algoritmo sustituye al ágora
En el atardecer del siglo XX, la información fue vista como promesa de emancipación. Hoy, en pleno 2025, América Latina es testigo de un giro cruel: la abundancia informativa ya no empodera, desgasta. Así lo revela el Digital News Report 2025 del Reuters Institute, un documento que, al diseccionar los hábitos informativos de la región, exhibe una anatomía preocupante: descreimiento, fatiga, evasión emocional y reconfiguración acelerada de las fuentes de autoridad simbólica.
México: entre el sensacionalismo digital y la indiferencia estratégica
Con un 55% de evasión informativa frecuente —uno de los más altos del mundo—, México se sitúa como un país donde la sobrecarga emocional lleva a evitar las noticias como forma de autodefensa. El 41% de la audiencia usa YouTube como principal canal de noticias, y WhatsApp alcanza un 33%, lo que refuerza la centralidad del contenido audiovisual e informal, muchas veces desanclado del rigor periodístico.
La confianza es baja: sólo el 34% confía en las noticias que consume. Los medios son percibidos como partidarizados y desconectados de las preocupaciones reales. La figura del “influencer noticioso” ha desplazado al periodista profesional en muchas audiencias jóvenes, lo cual no es un fenómeno casual, sino una señal de una transformación ontológica en la autoridad informativa.
Brasil: entre la multiplicación de fuentes y la crisis de credibilidad
El gigante sudamericano presenta una paradoja: altísima penetración digital y bajo capital de confianza. El 35% de los brasileños obtiene noticias por WhatsApp y el 31% por YouTube. Sin embargo, la confianza en los medios es apenas del 39%, muy por debajo de la media global. Las fake news en contextos electorales, la instrumentalización de medios por grupos económicos y la violencia política han erosionado las bases del contrato comunicativo.
En este contexto, el contenido se viraliza más por emoción que por veracidad. Como sugiere McLuhan, el medio se convierte en el mensaje; y en Brasil, el mensaje dominante no es la verdad, sino la hiperemotividad compartida.
Argentina: la infoxicación como síntoma de descomposición institucional
Con un 51% de evasión frecuente, Argentina confirma que el exceso de exposición informativa también puede operar como dispositivo de desconexión. El desgaste social frente a las crisis económicas y la inestabilidad política ha generado una relación de escepticismo estructural con los medios: sólo el 30% confía en ellos.
La gente busca cada vez más noticias en redes sociales como Instagram (25%) y TikTok (19%), sobre todo entre los menores de 35 años. El periodismo se ve desplazado por lo que Bourdieu llamaría un “campo de visibilidad algorítmica”, donde lo que circula no es lo más importante, sino lo más compartible.
Chile: noticias para unos pocos, desafección para muchos
En Chile, el 42% evita activamente las noticias y sólo el 35% confía en ellas. Aunque el acceso a medios es alto, el vínculo emocional con la información es débil. Las protestas de 2019 y su cobertura mediática marcaron un parteaguas: muchos ciudadanos perciben que los grandes conglomerados informativos no representan sus narrativas ni luchas.
Además, el informe señala que hay un giro hacia fuentes temáticas especializadas y alternativas, aunque esto también ha fragmentado el sentido de comunidad noticiosa. Se informa para confirmar creencias, no para deliberar colectivamente.
Colombia: polarización como arquitectura de la información
Con un 45% de evasión, Colombia mantiene una relación ambivalente con la información: hay un consumo alto, pero orientado por la polarización. La confianza se ubica en 33%, afectada por la relación entre medios y poderes tradicionales, así como por la creciente influencia de creadores de contenido que difunden información sin anclaje editorial.
El uso de redes como Facebook (36%) y YouTube (34%) como fuentes noticiosas principales da cuenta de una sustitución de las redacciones por las plataformas. La narración pública de los hechos queda en manos de quienes tienen más engagement, no necesariamente más ética o datos verificados.
Perú: entre la informalidad informativa y la erosión del tejido cívico
Perú refleja una tendencia regional: el 44% evita noticias frecuentemente y apenas el 32% confía en ellas. Se percibe un auge de canales digitales sin intermediación profesional. TikTok (22%) e Instagram (29%) ganan terreno, especialmente entre los menores de 30 años.
Lo más preocupante, señala el informe, es la caída en el consumo de noticias locales (menos del 15%), lo que debilita la cohesión social de las comunidades. Ya no se comparte un relato común sobre lo que pasa en el barrio o el país, sino cápsulas de realidad hiperpersonalizadas.
Conclusiones sin cierre: ¿Qué le pasa a una región cuando deja de confiar en sus palabras?
América Latina no vive una crisis informativa: atraviesa una metamorfosis semiótica. La verdad ya no circula por el periódico o el noticiario, sino por plataformas programadas para optimizar atención, no deliberación. La pérdida de confianza no es sólo hacia los medios, sino hacia el lenguaje mismo como espacio compartido.
Las élites informativas, lejos de leer el síntoma, han respondido con más espectáculo, más datos, más ruido. Sin duda, el informe rompe toda esperanza al reafirmar que en tiempos de confusión, el exceso de información no aclara: asfixia. Y en América Latina, el oxígeno democrático empieza a escasear.
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