Infotainment, la economía de la atención y la ética en la Era de la Distracción
Mtro. Vinicius
Covas
El auge del "infotainment" —la
fusión de información y entretenimiento— ha transformado radicalmente nuestro
consumo de medios. Estoy de acuerdo que este quehacer puede transformar la
información más accesible y atractiva, pero que también conlleva el riesgo de
distorsionar la realidad en aras del espectáculo.
Vivimos en un mundo saturado de contenido,
donde la rapidez con la que se producen y consumen mensajes ha alcanzado
niveles sin precedentes. Últimamente he empezado mis conferencias con un slide
que hablo sobre la economía de la atención y en seguida les enseño un dato que
ilustra este mundo saturado: la capacidad de atención promedio de un ser humano
ha disminuido de 12 segundos a 8,25 segundos en las últimas dos décadas, esto
es menor que la capacidad de atención de los peces dorados, que la tienen en
promedio de 9 segundos, un segundo más que los humanos. Además, diariamente
consumimos información a lo equivalente a alrededor de 175 periódicos al día,
lo que es 30 veces el contenido que consumíamos hace 30 años. ¿Y que todo esto
tiene que ver con la fusión entre la información y el entretenimiento? En este
escenario de atención fragmentada y consumo voraz, emerge el espinoso dilema de
la monetización.
La presión por generar ingresos en un
mercado altamente competitivo puede llevar a comprometer estándares éticos.
¿Cómo equilibramos la necesidad de sostenibilidad financiera con nuestra
responsabilidad hacia el público, hacia las narrativas, Este es un debate que
debemos abordar de manera urgente y colectiva.
La responsabilidad no recae solo en los
medios, sino también en los creadores de contenido y las plataformas digitales.
Los algoritmos que gobiernan redes sociales y sitios web de noticias están
diseñados para priorizar el contenido que genera más interacción, no
necesariamente el más preciso o relevante. De esta forma, la fusión entre
información y entretenimiento se convierte en un ciclo vicioso: el contenido
superficial y llamativo es premiado, mientras que el contenido reflexivo y de
calidad queda relegado a un segundo plano.
El camino hacia un equilibrio entre la
información y el entretenimiento es largo y complejo, pero necesario. El
"infotainment" no va a desaparecer; al contrario, su presencia
seguirá creciendo. La clave está en cómo decidimos utilizarlo. Si lo hacemos de
manera ética y responsable, podemos transformar la saturación de contenido en
una oportunidad para educar y conectar, en lugar de simplemente distraer y
entretener.
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