top of page

Del Silicio a la Conciencia: Una Radiografía Ético-Cultural de la IA en 2025

  • Foto del escritor: Jorge Alberto Hidalgo Toledo
    Jorge Alberto Hidalgo Toledo
  • 22 may
  • 4 Min. de lectura

ree

Por: Dr. Jorge Alberto Hidalgo Toledo, Human & Nonhuman Communication Lab, Facultad de Comunicación, Universidad Anáhuac México


Cuando el algoritmo se hizo verbo, el hombre dejó de ser el único autor de su relato. En el umbral de 2025, ya no hablamos simplemente de máquinas que calculan, sino de inteligencias que modelan el deseo, el trabajo, la memoria, la decisión. ¿Qué se esconde tras la fascinación por una inteligencia que no nace, no muere, pero ya educa, selecciona y reemplaza?


El informe Artificial Intelligence Index Report 2025 elaborado por la Universidad de Stanford no es un reporte técnico: es un espejo cruel de la humanidad digitalizada, una cartografía del nuevo horizonte de silicio.

Cartografías del Futuro: Entre el Frío Dato y la Utopía Automatizada


Las tendencias más marcadas del AI Index 2025 trazan un mapa de poder, innovación y desigualdad:

  • La inversión en IA generativa se ha triplicado en un año.

  • Los costos de inferencia han caído en picada, facilitando una adopción masiva de modelos abiertos.

  • La publicación científica liderada por la industria supera ya a la academia.

  • El 75% de las empresas encuestadas ha adoptado IA responsable… pero sin definirla realmente.

  • El uso de IA en medicina, ciencia y seguridad crece de forma exponencial.

  • Los países con mayor “vibración” de IA (EE.UU., China, Reino Unido) amplían su brecha con el resto del mundo.


Más allá del dato, el informe revela un nuevo contrato ontológico: no solo qué hace la IA, sino quién la hace, a quién sirve y qué mundo reproduce. Si, como apuntaba Pierre Lévy, “toda técnica comporta una antropología implícita”, entonces el auge de la IA revela un nuevo tipo de sujeto: un humano que delega sus decisiones al cálculo, que externaliza su juicio, y que reconfigura su agencia bajo la lógica del rendimiento y la predicción.


Humanos de Segunda Mano: Ciencia, Corporaciones y el Eclipse de lo Ético

En 2024, la industria produjo más investigaciones en IA que las universidades. Es la consagración del algoritmo corporativo. Lo que antes era dominio de la epistemé, hoy pertenece al capital. La verdad ya no se descubre, se optimiza. El conocimiento se privatiza, el saber se cotiza. Como advertía Habermas, la racionalidad instrumental está desplazando a la racionalidad comunicativa, y este informe es su mejor evidencia.


La paradoja es aún más brutal: mientras las herramientas de IA se democratizan, su gobernanza se tecnocratiza. La IA responsable es citada en 75% de las empresas, pero menos del 20% tiene políticas claras sobre sesgos, transparencia o trazabilidad algorítmica. Se disfraza la ética de checklists, el humanismo de branding. La empresa se vuelve juez, parte y víctima de sus propias profecías algorítmicas.


Cuando el Algoritmo Medicaliza la Vida y Militariza el Futuro

La IA está revolucionando la ciencia médica: diagnósticos más precisos, simulaciones celulares, predicciones genéticas. Pero también está transformando los mecanismos de guerra, vigilancia y control poblacional. ¿Quién define los límites? ¿El programador, el mercado, el Estado?


El informe no solo celebra los logros técnicos. También nos pone frente al dilema de la instrumentalización total de la vida. Como señala Harari, “cuando los algoritmos lo saben todo de ti, te pueden manipular mejor que tú mismo”. No solo hablamos de eficiencia, sino de una nueva soberanía digital donde la persona ya no decide, sino que es decidida.


El Efecto Malthusiano del Conocimiento Computacional

Mientras los países del G7 lideran las carreras de talento, patentes y adopción institucional, la periferia epistémica queda rezagada. África, América Latina y gran parte de Asia observan desde fuera esta nueva geopolítica de la inteligencia. ¿Estamos frente a un nuevo colonialismo cognitivo? ¿Una neocolonización del pensamiento traducido a datasets, lenguajes de programación y lógicas propietarias?


El informe ofrece cifras, pero también silencios: apenas se abordan los impactos sociales en contextos donde la infraestructura digital es débil, la educación técnica limitada y la ética una agenda secundaria. Como ha señalado Boaventura de Sousa Santos, la epistemología del norte global “no solo excluye saberes, sino que los declara irrelevantes”. En la IA, esa irrelevancia se vuelve programática.


De la Máquina que Piensa a la Máquina que Decide

Atrás quedó el test de Turing. Hoy hablamos de sistemas que escriben, que enseñan, que crean imágenes indistinguibles de la realidad: todo es verosimil pero no verdadero, ni bueno ni bello. Por ello, el verdadero desafío no es técnico, sino filosófico. ¿Qué tipo de mundo está diseñando una inteligencia que no tiene cuerpo, pero sí poder? ¿Qué tipo de humanidad sobrevive a su reflejo digital?


Si el trabajo, el arte, la decisión médica, la recomendación judicial y la educación ya dependen de máquinas, ¿dónde queda la subjetividad? ¿Dónde el error, la duda, el asombro? Heidegger ya advertía que cuando lo técnico se impone como forma de revelación del mundo, todo se convierte en “recurso disponible” . Y el ser humano corre el riesgo de volverse también un objeto entre otros. El informe no lo dice, pero lo grita en su estructura: eficiencia, escala, automatización, optimización.


¿Hacia una Inteligencia Poshumana o una Humanidad sin Inteligencia?

El AI Index 2025 es un espejo incómodo. Nos muestra un mundo que avanza rápido pero sin brújula, que celebra cada mejora técnica sin preguntarse por su sentido ético, estético o existencial. No es solo un reporte: es un síntoma. La inteligencia artificial no es el problema. El problema es lo que revela sobre nosotros: la renuncia voluntaria a pensar por cuenta propia.


Las decisiones que tomemos hoy no solo afectarán el diseño de sistemas, sino el diseño de futuros posibles. Si la IA está modelando el lenguaje, el pensamiento, la economía, la educación y la justicia, ¿no deberíamos detenernos a discutir qué entendemos por justicia, educación, economía, pensamiento y lenguaje?


La inteligencia artificial nos está ofreciendo todo… excepto el para qué. Tal vez sea momento de preguntarnos no qué más puede hacer la IA, sino qué dejamos de hacer nosotros por no resistirnos a su promesa de inmediatez, control y predicción

Comentarios

Obtuvo 0 de 5 estrellas.
Aún no hay calificaciones

Agrega una calificación
bottom of page