El algoritmo omnisciente y la crisis del relato
Por: Dr. Jorge Alberto Hidalgo Toledo,
Human & Nonhuman Communication Lab,
Facultad de Comunicación,
Universidad Anáhuac México
Hubo un tiempo en el que la noticia era una ventana. Un ojo que, con mayor o menor nitidez, ofrecía atisbos del mundo. Hoy, ese ojo se ha vuelto un espejo: nos devuelve nuestra propia imagen, pero deformada por los intereses del algoritmo. La inteligencia artificial ha convertido el ecosistema mediático en una gran máquina de espejismos. ¿Estamos ante la era de la información o ante una era de la percepción programada?
La IA como oráculo de las noticias
La inteligencia artificial ha reconfigurado la arquitectura del periodismo. Ya no se trata solo de redactar más rápido o de optimizar flujos de trabajo. El periodismo de 2025 está atrapado en una paradoja: nunca había tenido tantas herramientas para verificar la realidad, y sin embargo, la credibilidad nunca había sido tan frágil.
Según el Reuters Institute, los medios están utilizando IA en cuatro ejes principales:
1. Automatización operativa: más del 96% de las redacciones han integrado IA para transcripciones, edición y generación de contenido.2. Personalización extrema: un 80% de los medios han optado por modelos de noticias hechas a la medida del usuario, lo que cuestiona la existencia de una agenda informativa compartida.3. Creación de contenido asistida: un 77% de los medios emplea IA para redactar artículos, muchas veces indistinguibles de los escritos humanos.4. Verificación de hechos y periodismo de datos: un 73% confía en algoritmos para contrastar fuentes y detectar tendencias.
En este escenario, el periodismo ya no busca la verdad, sino la optimización del relato. Se filtran las historias que más engagement generan, se modelan titulares que maximizan clics, se viralizan versiones de la realidad que refuercen sesgos preexistentes. La información ha sido secuestrada por la lógica del rendimiento.
El espejismo de la hiperpersonalización
Si la prensa del siglo XX aspiraba a construir un consenso público, la del siglo XXI parece estar diseñada para fragmentarlo. Cada lector recibe un mundo a su medida:
A. Resúmenes automatizados que reescriben las noticias según los patrones de consumo previos.B. Conversión de textos a audio con estilos ajustados al tono de voz preferido por el usuario.C. Traducciones instantáneas que modifican no solo el idioma, sino el énfasis narrativo.D. Chatbots y asistentes virtuales que interpretan las noticias antes de que el lector lo haga por sí mismo.
Si alguna vez creímos que la inteligencia artificial nos abriría las puertas del conocimiento, hoy vemos que nos encierra en burbujas de certeza a la carta. La verdad se ha vuelto un servicio de suscripción
.
El auge del contenido fantasma
El gran problema del periodismo automatizado no es solo la falta de supervisión humana, sino la aceleración exponencial de la producción informativa. La aparición de modelos como Sora (el generador de texto a video de OpenAI) abre la posibilidad de que el ecosistema mediático sea invadido por contenido que parece veraz, pero que en realidad es una réplica digital sin sustancia.
1. El fenómeno del AI Slop: plataformas saturadas con contenido redundante y de baja calidad, generado sin contexto ni rigor periodístico.2. La crisis de autenticidad: lectores expuestos a simulaciones hiperrealistas que no pueden distinguirse de las noticias verificadas.3. Falta de trazabilidad: para contrarrestar la desinformación, se han desarrollado estándares como C2PA, que buscan asegurar la procedencia de cada pieza de contenido. Pero, ¿quién audita el algoritmo que los aplica?
Jean Baudrillard decía que "la simulación no es lo que oculta la verdad, sino lo que la sustituye" (1981). La era del periodismo automatizado confirma su hipótesis: cuando todo puede ser noticia, nada lo es realmente.
Conclusión: ¿Periodismo sin periodistas?
No hay que ser ingenuos: la IA no es una amenaza en sí misma. Lo peligroso es el modelo de negocio que está surgiendo en torno a ella. La automatización de la información no puede significar la automatización del pensamiento. Si permitimos que el algoritmo escriba nuestra historia, pronto descubriremos que nos ha convertido en personajes sin voz dentro de su narrativa optimizada.
El desafío del periodismo de 2025 no es solo adoptar la IA, sino decidir en qué momento desconectarla. Porque cuando la información se vuelve indistinguible de la manipulación, lo que está en juego no es la industria mediática, sino el concepto mismo de realidad. ¿Quién escribirá la última noticia cuando todos los periodistas sean reemplazados?
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