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Ximena González Arzac

 




(Comunicación, Generación 2009)

Fundadora

Barco de Letras

 

“Si yo pudiera platicarle a la niña Ximena que fue lo que sucedería en su carrera profesional en el futuro, a sus casi cuarenta años, jamás me lo creería.

Salí de la preparatoria pensando que quería estudiar Ciencias de la Comunicación para especializarme en publicidad; sin embargo, cuando un profesor (Nacho) nos dio la definición de ésta, hubo algo en mí que dijo no, que eso de manipular la mente del consumidor para que compre cualquier cosa que yo quiera, no me hacía clic. Así que decidí cambiar mi especialidad a comunicación organizacional, teniendo en claro que al ser comunicóloga, mi voz, mis palabras y mis acciones siempre tendrían un impacto, la idea sería lograr que fuera uno positivo y trascendente. 

Mientras estudiaba la carrera, di clases de inglés en un colegio Montessori, y descubrí que la educación y los niños eran algo que me apasionaban y le daba sentido a mi trabajo. Sin embargo, sentí que debía ejercer mi carrera dentro del mundo corporativo para ver si me adaptaba y me gustaba más.

Así que inicié en una agencia de investigación de mercados, pero por una cuestión de valores me cambié a IXE Grupo Financiero, y poco tiempo después me tocó vivir su fusión con Grupo Financiero Banorte. En ambos estuve en el área de marketing, y pude aprender mucho ya que cada empresa tenía una cultura organizacional y una estrategia de marca completamente diferentes. Además, me sumé como voluntaria en Ixe Apoya y en Fundación Banorte.  Aquellas experiencias fueron despertando en mí el anhelo de emprender mi propia fundación, sueño que empezó a sembrarse desde los diecisiete años cuando tomé un curso de introducción al servicio social en Colonias de Vacaciones I.A.P. Desde entonces entendí que el “dar, pensar y servir a los demás”, no es sólo para un rato ni por simple obligación escolar, sino, por el contrario, es una filosofía de vida que toda persona debiera de practicar.

Persiguiendo este sueño, decidí renunciar a Banorte y entré a trabajar en una asociación sin fines de lucro. No obstante, eso fue uno de los impactos más grandes de mi vida, ya que fui testigo de injusticias, de actos de corrupción y de la doble moral, principalmente por parte del director. No pude tolerar aquello, y en cuanto se me presentó la oportunidad de irme, lo hice. Regresé al sector financiero, pero ahora en una aseguradora española llamada MAPFRE.

Sin duda diría que los años que más disfruté de mi carrera en corporativo fueron en IXE y en MAPFRE. Pero en el 2017, a mí y a mis compañeros un profesor de la maestría nos hizo cuestionarnos sobre nuestra misión de vida, preguntándonos si habíamos llegado a nuestro trabajo por una razón “intencional” o si había sido sólo “circunstancial”. En ese momento me di cuenta de que las áreas de marketing y de experiencia al cliente me encantaban, pero no terminaban por llenarme, sentía que a mi trabajo le faltaba trascendencia; por ello, decidí que mi ciclo en corporativos había terminado y me tomé un tiempo para encontrar mi intención laboral para trascender. 

Tres meses después de haber renunciado, vi a un bebé de seis meses viendo una tableta en un restaurante y sentí algo inexplicable, como un corto circuito en mi cerebro y partir de ese momento empecé a cuestionar el por qué las pantallas se estaban convirtiendo en las nuevas niñeras de la infancia, y por qué los niños ya no estaban teniendo espacios para imaginar y crear.  Concluí que estamos viviendo en una sociedad muy acelerada, desconectada y con pérdida de valores. Por eso decidí emprender Barco de Letras, un proyecto social que desde hace seis años busca recuperar valores a través del fomento a la lectura y a la imaginación. 

Barco de Letras inició como un taller de imaginación para niños, donde todo giraba alrededor de la narración de un cuento. Durante la pandemia, mientras estaba aislada, surgió el programa social Un cuento a la semana, con el cual los niños recibían en video cuentos narrados por mí, así como una actividad/manualidad para hacer en casa y la invitación para interactuar conmigo a través de videos y mensajes. El programa daba fin con una sesión en Zoom donde platicábamos sobre los cuentos y los valores aprendidos. Para complementarlo, ofrecía pláticas a los padres de familia y les proporcionaba herramientas para fomentar el hábito de la lectura y para hacer uso sano y responsable de las pantallas. El programa sigue vigente, y en estos días estaremos lanzando la 5ª edición de cuentos de Navidad.

Recientemente escribí y presenté mi primer cuento infantil Lo que no te contaron de Caperucita Roja, el cual realicé en colaboración con la Fundación Freedom, la cual previene y combate la trata sexual infantil en México. Más que un libro, este cuento es un proyecto que busca llegar al mayor número posible de niñas, niños y cuidadores para abrir la conversación y así prevenir que caigan en una red de trata, principalmente por estar expuestos al engaño en línea (práctica conocida como grooming).

Hoy siento un gran orgullo al ser una líder de acción positiva, comprometida con sumar mi grano de arena en la sociedad desde mi cancha profesional con Barco de Letras, y también desde lo personal al ser guía y ejemplo para mis dos hijos.

Mi mayor anhelo es seguir escribiendo cuentos con causa y que mi voz pueda seguir siendo escuchada por muchos niños, padres de familia, y cuidadores para prevenir situaciones de riesgo, promover valores y, sobre todo, para inspirar a que sean una mejor versión de seres humanos    .”

 

LinkedIn: https://www.linkedin.com/in/ximena-gonz%C3%A1lez-arzac-6021462a/

 


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