BeReal. Cuando la pantalla define la identidad
Por Eduardo Portas
En X antes Twitter: @EduPortas
Director de HitPoint.mx, portal
especializado en investigación de temas de interés juvenil
Una identidad se
define como el agregado de distintas variables que le ofrecen continuidad a una
persona para confirmar que sigue siendo la misma cuando se ve al espejo.
Estas variables
tienden a ser “esenciales” y no “accidentales”, siguiendo el pensamiento
clásico. Por ejemplo: cuando una persona se levanta y, dentro de los primeros
segundos de cognición, establece que es un mexicano de cierta edad en
consecuencia lógica con respecto a cómo terminó el día al previo. En este caso,
“edad” es una variable identitaria esencial.
Pero, por
ejemplo, si ese mismo mexicano decidió cortarse el cabello la noche anterior y
cuando se ve el espejo al levantarse se lleva una sorpresa en esos primeros
segundos de su día, entramos al terreno de las variables “accidentales”, es
decir, las que pueden cambiar sin que la persona modifique su esencia.
Desde la
tradición filosófica clásica esta descripción no levantaría una ceja. Se han
escrito miles de libros con esa misma línea de pensamiento para definir, a
mayor o menor medida, lo que es una identidad.
Este paradigma ha
cambiado radicalmente durante los últimos 30 años desde que en el internet
moderno, como lo conocemos, comenzaron a generar tracción los foros de mensajes
digitales en donde las personas podían cambiar su avatar de un segundo a otro
para representar otro ente en la pantalla frente a los demás.
El mundo digital
permite desplegar identidades a la velocidad de luz, un cambio para lo cual
nuestra mente acostumbrada a descifrar símbolos puede adaptarse...a un costo.
La capacidad que
tenemos para codificar y decodificar símbolos nos vuelve categóricamente
distintos al resto de los animales. Descifrar una identidad no es cualquier
cosa. Obliga a cualquiera a reconocer aspectos que rebasan lo puramente
material. Es una actividad cognitiva elevada.
Una red en
particular define este nuevo paradigma. Desde el 2022, esta red francesa ha
generado una alternativa a la superficialidad de Instagram. No es comparable en
extensión de uso entre poblaciones generales (Instagram tiene, cuando menos,
mil millones de usuarios), pero ha cavado su nicho entre aquellos jóvenes que
buscan forjar su identidad para mostrar una “real” contra la manufacturada en
otras redes sociales.
En HitPoint.mx
investigamos este fenómeno en México y publicamos el reporte Uso de BeReal en
México: El Arte de Interrumpir lo Cotidiano. Poco menos de 300 mexicanos que
dijeron haber usado BeReal respondieron nuestra encuesta, la enorme mayoría de
ellos de la Generación Z.
A diferencia de
otras redes, BeReal envía una notificación aleatoria al usuario para subir una
foto de su cámara frontal y trasera dentro de un espacio de apenas unos
minutos. La app no permite el acceso al carrete de fotos del teléfono del
usuario. Solo si la persona sube su propia fotografía podrá ver las imágenes de
sus círculos sociales inscritos a la misma app.
En ese frenético
vaivén despuntan nuevas identidades. En este caso, 82% de las personas que
respondieron nuestro ejercicio dijeron que la honestidad de la demostración de su
vida diarias la razón por las que usan BeReal. Las fotografías, dijo el 82%,
son más aburridas que las de Instagram, pero más íntimas.
Sin embargo, este
enfoque ha sido cuestionado por algunos críticos que lo consideran igual de
fake que otras redes socio-digitales más populares. BeReal, argumentan, ha
creado una nueva categoría de socialización digital etiquetada como
“autenticidad performativa”. En este nuevo enfoque, las personas más adictas a
BeReal conocen de entrada la importancia del performance a llevar a cabo en la
cotidianidad.
El performance es
constante, en tiempo real, y normalizado. En pocas palabras, este acto
performativo se encuentra premeditado para una buena parte de los usuarios de
BeReal. Un 42% de las personas contestó que debe “motivar escenarios en su vida
diaria” cuando usa esta app.
Así, en esencia,
si bien Instagram divide en ventanas la identidad de las personas, BeReal trata
de centrarla en una más unificada, más continua. Ambas, sin embargo, despliegan
esta identidad a través de una pantalla, lo cual se ha normalizado en nuestra
vida digital moderna.
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