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Cine y cultura digital

“Te amo casi tanto como a mi smartphone,” podría ser una nueva declaración romántica. Y es que hoy, prácticamente todas nuestras interacciones están reguladas por el mundo digital. A través de pixeles y datos, conectamos con nuestro mundo: desde la información hasta la adquisición, la organización, la amistad y el amor… es imposible escapar del remolino.



En el cine tenemos varios ejemplos de esta cuestión cada vez más intrusiva y omnipresente. Ahora parece la prehistoria, pero en los noventas no había nada más novedoso y revolucionario, que un correo electrónico; así lo refiere la comedia romántica Tienes un e-mail (Ephron, 1998), protagonizada por Meg Ryan y Tom Hanks.

Esa cinta refleja la creciente comercialización masiva como el nuevo enemigo a vencer. Pero envuelto en la incertidumbre profesional,  existe la emoción del amor… qué épocas aquellas cuando teníamos que regresar a casa, conectarnos al módem y comprobar si había una misiva. Latía nuestro corazoncito ante la expectativa.

Pero quizá la cinta que más definió el nuevo modelo de relaciones humanas en el ciberespacio, fue la película La Red Social (Fincher, 2010), que nos lleva a conocer los orígenes de la plataforma que todo lo cambió: Facebook.




Interesante que lo que hace Fincher es justamente una disección del personaje de Mark Zuckerberg (Jesse Eisenberg), como un joven visionario, pero cuya misión tiene origen en el resentimiento: el no haber sido incluido en un exclusivo club universitario, el ser rechazado por una chica a la que, considera, va en una universidad inferior. Es la idea de querer pertenecer lo que lo hace trascender. Pero en las esferas de la gloria, busca reconectar con quien lo hizo feliz. Su momento Rosebud.




En Wall-E (Stanton, 2008), el futuro es distópico: una Tierra infértil y llena de basura. Los humanos han emigrado y simplemente ya no interactúan entre ellos. Obesos y lejanos, están conectados a sus dispositivos 24/7. Lo demás no importa. Por eso sobresale el pequeño robot, Wall-E, quien escucha la anacrónica pero feliz canción del musical Hello, Dolly! (Kelly, 1969) desde una televisión vieja. Su romanticismo se manifiesta en cómo se enamora y cuida de Eve, el droide que busca señales de vida en nuestro planeta.




Y finalmente, está la película de Ella (Jonze, 2013), donde el personaje de Theodore (Joaquin Phoenix) se enamora de Samantha (Scarlett Johansson) la voz de su sistema operativo. Decepcionado por sus otras relaciones, Samantha es la que lo escucha y acompaña. ¿Será que Ella, con su cúmulo de información, es su mejor opción? ¿o más bien, su perdición? Ésta es una cinta agridulce y reflexiva.

Todo ello nos lleva a una nueva y más certera, reformulación de la frase de conquista: “Te amo, gracias a mi smartphone.”

Mis críticas en Reforma: https://www.reforma.com/el-sabor-de-la-vida-amor-en-la-cocina/ar2781099

 

https://www.reforma.com/el-bastardo-un-western-danes/ar2784669


Dra. Adriana Fernández Rodríguez Macedo
Twitter: @adriana99 

IG @adrianafernandezcine 

Linkedin: adrianafernandezrm

 

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