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Ecosistema digital y cine: entre robots te veas

 



 

Adriana Fernández Rodríguez Macedo

 

 

De robots y máquinas, hay para todos los gustos en el cine. Desde el implacable Terminator, hasta el bondadoso Wall-E, los robots ayudan o atemorizan. Y es que hay algo incierto en torno al papel del robot y el ecosistema que forma con el humano.

 

Hoy hablaremos de estos dos extremos: robots benéficos y otros, malévolos.

 

Gigantes de Acero (Levy, 2011) maneja un elemento interesante e inesperado: los robots boxeadores. El problema es que la novedad es atemperada al retomarse un par de clichés que ya han sido explotados hasta el cansancio en el cine: el del papá irresponsable (aquí interpretado por Hugh Jackman) y el hijo sensible y abandonado (un gran Dakota Goyo). El tema del héroe improbable que lucha contra su pasado.

 


Pese a la emotividad que bordea en la cursilería, es innegable la excelente producción de la cinta: los efectos especiales son llamativos, las peleas espectaculares y los robots, súper sofisticados.

 

Resistencia (Edwards, 2023) nos ofrece máquinas menos dóciles: en un futuro, existen robots y humanoides que acompañan a humanos en todo tipo de labores e incluso ayudan a personas desahuciadas. Pero en 2065, la inteligencia artificial detonó una bomba nuclear y ahora son los enemigos a vencer.



 

Esta cinta no carece de atractivos; la parte visual es algo verdaderamente espectacular… desde océanos e islotes de ensueño hasta naves espaciales y ciudades híper modernas, el filme es agradable a la vista.

 

Tristemente, hasta ahí llegan sus ventajas. La historia es confusa: por un lado, nos enseñan lo temible que es la inteligencia artificial -al grado de detonar ojivas nucleares- pero por otro, nos enseñan que esta fuerza, convertida en androides, es amigable; de ahí el tema de la resistencia del título.

Grandes Héroes (Hall, Williams, 2014) La primera película de Disney Animation y Marvel, acierta con una historia que, si bien no es absolutamente original, sí logra impregnar elementos vistos en otras tramas -el malvado científico loco, el complot de venganza- de un sabor fresco y diferente.



A ello se añaden personajes únicos como Baymax, rebosante de sinceridad robótica y montones de encanto, amén de poderes que le ha dado Hiro, su nuevo protegido.

Ambos emprenden una serie de aventuras, con su grupo de amigos nerds convertidos en superhéroes, en una historia que tiene entretenidas secuencias de acción y abundantes y simpatiquísimos diálogos, que hacen reír a niños y adultos.

Sin embargo, es el componente afectivo de la relación entre los dos protagónicos -que involucra cariño, lealtad y sacrificio- lo verdaderamente fundamental en el filme; un aspecto recurrente en Disney Pixar, desde Toy Story hasta Frozen. Nadie proyecta con más conmovedora veracidad las emociones en las películas animadas.

En suma, robots cinematogràficos, hay de todas tesituras y colores. Y en el ecosistema digital pueden ser unificadores o trasgresores.

X: @adriana99

IG: @adrianafernandezcine

Linkedin: Adriana Fernandez RM

 

Mi crítica de Septiembre 5 en Reforma: https://t.co/N7tRXxvfaE

 

Mi crítica de Asesino Serial en Reforma: https://www.reforma.com/asesino-serial-terror-diferente/ar2960738

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