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¡Levanta la cabeza!, cada segundo cuenta.



Daniela Santibañez


En el acelerado mundo de la tecnología, donde la infoxicación se desborda en nuestras pantallas y las conexiones digitales rigen cada minuto de nuestro día, es fácil perder de vista nuestra responsabilidad como ciudadanos digitales. Para aquellos de nosotros que nos formamos en las aulas de la Escuela de Ciencias de la Comunicación, la tecnología no solo es una herramienta de trabajo, sino un medio que moldea nuestra realidad diaria. Pero, ¿qué tan conscientes somos de cómo interactuamos con ella?, ¿nos enseñaron el civismo digital en el aula?  ¡Claro que no!, y hemos aprendido de ella conforme vamos cambiando de dispositivos.

La ciudadanía digital va mucho más allá de saber usar las redes sociales o gestionar bien nuestra presencia en línea. Es una llamada a la acción, una invitación a reflexionar sobre nuestro comportamiento digital y a desarrollar habilidades que nos permitan no solo consumir contenido, sino hacerlo de manera crítica y responsable. Yo lo he resumido en los últimos 15 años que me he dedicado a dar cursos sobre ella, en 3 conceptos:  Respétate y respeta a otros, Protégete y protege a otros y, Edúcate y educa a otros.

Si estos tres verbos no los ejercemos, seguimos siendo turistas digitales, y no verdaderos ciudadanos.  Esa ciudadanía digital se debe ganar con nuestros actos, no la otorga tan fácilmente este país llamado Internet.

Uno de los grandes retos que enfrentamos hoy es el mal uso de la tecnología. La adicción al tiempo en pantalla se ha normalizado, y el consumismo pasivo se ha convertido en la norma. Nos hemos acostumbrado a desplazar el dedo sobre nuestras pantallas, aceptando sin cuestionar lo que se nos presenta, permitiendo que algoritmos decidan qué vemos, qué compramos y, en muchos casos, qué pensamos. Esta pasividad no solo nos aleja del pensamiento crítico, sino que nos hace vulnerables a la manipulación y al aislamiento.

Es crucial que como egresados de Comunicación replanteemos nuestro rol y fomentemos una cultura digital que no solo consume, sino que también crea, critique y comparte con conciencia. Debemos ser promotores de una ciudadanía digital que fomente el respeto, tanto a uno mismo como a los demás. Las tribus digitales, esas comunidades que formamos en línea, tienen un poder inmenso. Debemos aprender a protegerlas, a cuidarlas, no solo de amenazas externas, sino también de nuestras propias acciones.

La educación digital es un proceso continuo dentro de una gran cultura digital. No basta con estar informados; debemos estar dispuestos a aprender y a educar a los que nos rodean, compartiendo buenas prácticas, cuestionando lo que vemos y buscando siempre la mejora continua. Es nuestra responsabilidad no solo ser usuarios, sino convertirse en ciudadanos digitales ejemplares, que entienden que cada clic, cada comentario y cada compartido tienen un impacto en nuestra comunidad digital.  Para María Soler, experta en ecología, las empresas empezarán a medir su huella de carbono digital y con miras a legislar estas acciones en Europa en 2025.

Imagínense, desarrollaremos prácticas de digitalización sostenible, y viniendo de una cuna de comunicación organizacional, no puedo más que fascinarme con la idea. No olvidemos que la huella de carbono, es un indicador que calcula la suma de los gases de efecto invernadero que se emiten debido a la actividad (de manera directa e indirecta) de una persona, de una empresa, de un producto… Ahora, imaginemos lo que implica la huella de carbono digital:  el uso de las tecnologías de información, que incluye desde la energía que consumen servidores, los centros de datos que necesitan una refrigeración constante, la producción de dispositivos y su posterior desecho… hasta actividades diarias que también tienen un impacto en el medio ambiente, como almacenar nuestras fotos o datos en la nube, crear páginas web o realizar zooms o meets, enviar mails, entre otras

Hacemos un llamado a la acción: ¿Estás dispuesto a reevaluar tu rol y a comprometerte con una ciudadanía digital más responsable? Porque, al final, el verdadero poder de la tecnología no está en la máquina, sino en las manos que la manejan. Es hora de tomar control de nuestras pantallas y ser el cambio que queremos ver en el mundo digital, por ti, por tu hijo, por  tu pareja, por tu familia, pero más importante, por ti.

Como me recuerda Natalia Tron, estudiante de psicología y mi colaboradora de contenidos digitales para jóvenes, que un valor que fomenta la serie The Bear en  Netflix, es el uso eficiente de tu tiempo: “every second counts” cada segundo cuenta; más ad hoc imposible en esta reflexión.  Por su parte, otro de mis más recientes invitados, el gran Ian Solares, desde su trinchera como estudiante de ingeniería  en computación, ávido usuario de pantallas, presentó las siguientes cifras en un curso que dimos: un mexicano vive en promedio 75 años según la estadística de Google.  Si le dedica en promedio 5 horas al día a su celular, 8 horas al día al trabajo con un tiempo de 8 horas de sueño, significa que estaría dedicando 135 mil horas de su vida a las pantallas. Este porcentaje equivale al 20% de su vida detrás de la pantalla. Después de reflexionar sobre estos hábitos actuales, mejor: ¡Levanta la cabeza! y disfrutemos de la Tecnología con Sentido Humano

 

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Daniela Santibáñez es directora de Live Now! Digital Citizen, empresa dedicada al uso seguro, sano, responsable, y creativo de Internet. Sus consultoría en los últimos 16 años ha permitido a padres de familia, empresarios, alumnos y docentes reflexionar sobre sus prácticas y hábitos digitales, procurando fomentar la ciudadanía digital, con herramientas de alfabetismos digitales y de información día a día.

 

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