Reflexiones para una antropología de la comunicación digital responsable
Jorge
Alberto Hidalgo Toledo
Universidad Anáhuac
México
Centro de Investigación
para la Comunicación Aplicada
Resumen
Comunicar
es dotar de sentido al mundo. La comunicación responsable implica, por tanto,
una mediación comprometida entre todos los actores a través de cualquier
plataforma de interacción y mediación. Ésta permite una mejor convivencia, la
construcción de una sociedad más justa y plena de sentido. La comunicación
responsable parte de la otredad más
que desde la mismeidad. La convergencia
tecnológica modificó las prácticas dialógicas y de comprensión del mundo, tanto
en los entornos análogos como digitales. ¿Cómo entender dichas transformaciones
desde el campo de la comunicación responsable? ¿Cómo definir la comunicación
digital responsable y sus dimensiones? ¿Cuáles son los ejes de acción a considerar
tomando como referencia una visión antropológica del contexto digital? El
presente texto ofrece reflexiones de orden ontológico y epistemológico del
subcampo de la comunicación digital responsable a la luz de la reflexión desde
la antropología filosófica y la ética para explorar sus campos de acción desde
la matriz materialidad en el hiperespacio, corporeidad de los hiperobjetos e
hipersujetos, presencialidad del yo
en los entornos digitales e hiperconexión y algunas implicaciones en el orden
de las configuraciones mentales que genera. El lector encontrará en el presente
capítulo algunos postulados teóricos para comprender este subcampo emergente en
los estudios de comunicación.
Palabras clave: Comunicación
responsable, Comunicación digital, Cultura digital, Internet, Sociedad de la
Información.
Descarga el libro completo:
Introducción: La
comunicación como la unión semántica con los otros
“Las palabras primordiales no significan cosas, sino que indican
relaciones”
La comunicación es la esencia del hombre inscrita en su propia
ontología, en su modo de conocer y en su forma de ser y estar en el mundo.
La comunicación es un modo de descubrir, comprender, nombrar, producir,
sostener y transformar la realidad. Comunicar es volver el mundo significado;
es moldear al hombre, distinguirlo de lo
otro y los otros, unirlo a los
suyos y definir su lugar en el mundo. Comunicar es ser en relación, en vinculación. Es tener la capacidad para
describir, actuar y explicar el mundo.
La
palabra es una insinuación del mundo, juega con la imaginación, con el otro. La otredad cierra y completa el
mundo nombrado. De ahí el dolor y la alegría que se vierte en la palabra: en
conectar, vincular, puentear el mundo desde la interacción dialógica con el otro. El hombre tiene subscrita en su
naturaleza la otredad. Nacimos y somos en
sociedad y fuimos dotados como especie con un lenguaje para ser en relación. Por tanto, nuestra condición
de ser es la capacidad de reflexionar, nombrar y actuar libremente en el mundo.
Comunicar es decodificar, es establecer puentes de significación y
sentido entre nodos, neuronas y sujetos; es poder explicar el mundo, el sentido
de los objetos, nuestra vinculación con el otro
y ocupar nuestro lugar en toda esa relación en modo presente, pasado y futuro. Nacimos con y para los
otros, como bien señalaba Séneca
El
lenguaje, como un sistema de acuerdos y comportamientos simbolizados y
mediatizados es el reflejo mismo de la existencia propia que es visibilizada en
el otro en el acto comunicante. Comunicar,
no sólo es la posibilidad de decir; es la posibilidad de nombrar el mundo, de
dotarlo de sentido; de plantear un código de seducción y atracción del otro; es la posibilidad de sentido; es
una ventana de exhibición del mundo; es una declaración de status y diferenciación; es como plantea Roger Silverstone
Comunicar
es dotar de contexto la vida, es darle significado a las acciones, es construir
relatos, narrarlos y con ellos construir cultura. Comunicar es preservar la
vida, es garantizar la trascendencia del hombre. Por tanto, la comunicación es la vida misma, no sólo un proceso, un
mensaje, un contenido o una institución. Comunicar es encontrar el camino, es
la posibilidad de regresar a la morada, es regresar a la esencia, es
reencontrarse con el ser. Ser y estar en el mundo es la condición del
comunicar.
Somos
cuerpos pensantes y parlantes, conciencias morales que se unen entre sí,
sistémica y semánticamente, a partir del proceso dialógico. El espacio que nos
separa, es el terreno de operación del lenguaje que nos manifiesta, nos hace
corpóreos en la mente del otro. La
comunicación es una apelación a los sentidos, al entendimiento, a la
inteligencia. Somos eso que se expresa, pero también como afirma Husserl
Somos
pensamientos dialógicos que se relacionan y comprometen con la realidad y con
los otros. La comunicación nos hace
tangibles, convierte al fantasma en sujeto corpóreo; la comunicación nos
descubre y hace posible el encuentro y como nos recuerda López Quintás citando
a Friedrich Heinrich Jacobi: “Abro los ojos, o los oídos, o extiendo mi mano, y
en el mismo instante siento de modo invisible ¡tú y yo, yo y tú!”
“Todo
ser y toda realidad está en la palabra”
“Al
principio es la relación” afirmaba Martin Buber
La comunicación responsable es la mediación comprometida. Es la que
ayuda a describir en toda interacción quién
está ahí; es la que se pregunta por la persona, es la que permite una mejor
convivencia, es la que construye una sociedad más justa, plena de sentido. La
comunicación responsable busca hacer de la alteridad una unidad con el yo. Pretende la empatía discursiva entre
sujetos e instituciones. En un mundo, donde el otro es el gran ausente y el yo
se deconstruye por la crisis de las identidades, se hace necesario recurrir a
una comunicación responsable en todas las dimensiones de la vida. La economía, la
cultura, la política, la sociedad, el mundo de los medios, las industrias
creativas y del entretenimiento necesitan romper con el discurso opaco, la
narrativa falsa, le comunicación que deforma. Requerimos una comunicación que
revele el rostro de la humana y permita atender las graves problemáticas que
afectan la condición humana. En este mundo de extranjeros, indigentes
existenciales, sujetos residuales, vidas desperdiciadas, rostros sin destino,
de despojados de futuro, proletarios del consumo, ignorantes de las relaciones,
desposeídos de la otredad, urge una
comunicación que nos ayude a reconocer exageradamente al otro; dar al otro, que sea recta en sí misma para restaurar la
comunidad.
De la ausencia significativa a la comunicación
responsable en la era digital
El mundo es
un lugar de encuentro; es un texto abierto pleno de significados; es una
interfaz para captar el sentido ulterior de la propia vida. La cultura es vista
como el mundo vuelto significante; se crea en sociedad y se mantiene mediante
la interacción de los hablantes. Comunicar da forma a la manera en que se
piensa, se siente y actúa. Tal como lo afirma James W. Carey
La
comunicación como forma básica de la cultura, ha dotado de significado la
experiencia humana; organiza y confiere sentido a la vida de las personas. Es
la piedra angular de nuestra civilización; es el medio a través del cual fluyen
todos los hechos de la vida. La comunicación es la historia misma de la cultura
y la especie humana. La cultura popular entendida como cultura visual y
mediática es la que da sentido a la identidad de las nuevas generaciones como
lo señala Roxana Morduchowicz
Los hipermedios han mejorado mi relación con los demás, pues ya no
dependes de los medios tradicionales como el teléfono o incluso de hacer una
llamada por el celular para comunicarte. Ahora sólo basta con un click para establecer contacto con
alguien y la barrera de gastar dinero para comunicarte también se ha diluido
dado que un inbox o un Whatsapp es gratis. Y la comunicación
activa y efectiva es la que mejora la relación con los demás. Por otra parte,
que sea una comunicación de cierta manera a distancia puede ayudar a que las
personas expresen ideas o sentimientos que quizás por una diversidad de
factores emocionales, sociales o personales la gente no entabla en una
conversación face to face. Otro
factor a analizar es la relación contigo mismo pues de no saber manejar estos
nuevos medios estás disponible 24/7 lo que podría afectar tu privacidad y tu
derecho a desconectarte a no estar presente en ciertas conversaciones
digitales. Otra cuestión interesante a analizar es la transformación que la
aparición de estos nuevos medios le han provocado a los medios tradicionales
como por ejemplo el celular en sí es un teléfono (medio tradicional) al cual
debido a los nuevos medios digitales lo usamos para todo menos para hacer una
llamada (Sujeto Informante Digital, SID151, México, DF, México)[1]
La
comunicación orientada hacia el futuro se ubica en los terrenos de nuevos
modelos de negocio, nuevos soportes, nuevas interfaces, nuevos referentes
culturales, nuevos dominios, nuevos conglomerados. Los usos y consumo de la
comunicación a lo largo de la historia están sujetos a momentos y tendencias
económicas, sociales y políticas. La expansión de los medios y las tecnologías
es resultado de cambios radicales en las formas de apropiación derivando de
ello prácticas comunicativas y alteraciones en el orden antropológico.
Comunicar no es sólo circular información ni
cronicar tecnicidades. Comunicar es repensar subjetividades e
intersubjetividades. La antropología de la comunicación podría orientar la ontología
de la ecología mediática al ser la historia del hombre la evolución de sus
interacciones, mediaciones, demarcaciones. Entre la oralidad, la escritura, el
sonido, la imagen, la digitalización la identidad del hombre se ha forjado. La
comunicación es el “terreno sensorial común”
Cada
medio, llámese piel, sentidos, extremidades, herramientas y objetos, le
sirvieron al hombre como interfaz expansiva para comunicarse con el mundo y con
los otros. Esta necesidad de
establecer un puente con la realidad y el salirse de sí, nos llevó a codificar
la realidad; dotarla de significado y de sentido. Los nuevos medios apelan a la
personalización de contenidos, a la movilidad, a la portabilidad. El cibernauta
se vuelve, como apunta Antonio Lucas Marín
Las
redes sociodigitales: Facebook, Twitter, Instragram, Linkedin, Tik tok se han
convertido en el corazón de las nuevas prácticas comunicativas y de
socialización de contenidos. El contenido ha dejado de
ser el rey, lo que importa es compartir; comunicar es socializar; es seguir y
ser seguido. Hoy la existencia se da en un nuevo continente digital que está en
vías de ser colonizado por datos, algoritmos, bots. La apropiación no está en la tecnología, está en la
localización de la propia tribu. En encontrar sentidos compartidos. La pobreza comunicativa
pareciera no ser tan relevante como la pobreza social cuando estamos inmersos
en un mundo plagado de info-pobreza e info-riqueza.
La
relevancia comunicativa está en los nuevos usos, no tanto en los consumos y sus
racionales. Así como lo planteó Castells
todo
cambio técnico o estructuración de un nuevo mercado, no es una ruptura en una
economía generalizada de la comunicación, puesto que una economía de la
comunicación a escala individual o social es diferente a una tecnología. Si una
tecnología de comunicación juega un papel esencial, es porque simboliza, o
cataliza, una ruptura radical que existe simultáneamente en la cultura de esa
sociedad
La verdadera revolución de la comunicación es la revolución de las
relaciones humanas y sociales. Es la revolución de los modelos culturales que
transporta; es el cambio en el proyecto que propone; el modo como reorganiza y
replantea los roles y no tanto los públicos a los que llega y los hechos y
noticias que comparte. La revolución de la comunicación está en las necesidades
expresivas de los hombres; en la explosión existencial que detona; en los
intereses que conjuga; en las riquezas emocionales que refiere. La revolución de la
comunicación opera desde las preguntas que detona y las respuestas que intenta
ofrecer. La comunicación desde que salió del hombre apeló a modificar el
entorno social y así lo logró.
La
comunicación en su evolución, expansión, mundialización, uso, consumo y
apropiación ha pasado por diversos estadios que la hacen ver como principio
unificador, integracionista, revolucionario, diversificador, autoexpresivo… La sociedad actual está mediatizada. La comunicación y los
medios se han universalizado. Comprender sus usos y apropiaciones es la vía
para comprender las significaciones sociales. Entender la comunicación es
entender al hombre, su evolución y su lugar en el mundo. Comunicar digital y
responsablemente es dejar rastro de sí, estableciendo mayor relación
sujeto-máquina-sujeto. Con los hipermedios hoy se establecen nuevas formas de
organización, comunicación, experimentación y juego. La comunicación
digital y responsablemente debería permitir soñar y satisfacer por sí mismos
dudas, inquietudes y cuestionamientos sobre la vida y la existencia. Los hipermedios, se han convertido en un espacio de
mediación, puente, transmisión y configuración de sentido, en el que las
personas hoy reproducen y reconstruyen la vida social:
Las personas que expresan sus emociones, gustos y sentimientos en la
red buscan: a) Aprobación, b) Elevación de su autoestima, c) Sensación de
identificación con personas de perfiles similares, d) Diversión, no sé si en
ese orden, pero creo que eso es lo que buscan (Sujeto Informante
Digital, SID120, Colima, Colima, México)
Si
algo se ha criticado de la comunicación digital es el carácter
hiperindividualista de los sujetos que ahí cohabitan, así como parte de la
condición utilitarista que se permea en sus mensajes. Por ello, en este
capítulo se intentan ofrecer algunas directrices teóricas para comprender el
campo de la Comunicación Digital Responsable desde una perspectiva
antropológica y ética para recuperar la centralidad de la persona en la acción
comunicativa.
La dimensión antropológica de la Comunicación
Responsable Digital
La Comunicación Responsable Digital se entiende en este texto como
una gestión responsable
Esta dimensión comunicativa es comprendida
así, como un subcampo de estudio de la Comunicación Responsable y la dimensión
dialógica para incidir en la área pública, privada e íntima. En particular, en
este capítulo se pretende reflexionar sobre algunas implicaciones éticas y
antropológicas derivadas de la hipermediatización de la
vida y la cultura. Entendida esta última como la incorporación intensa de
medios y plataformas de mediatización para la interacción social y la
realización de actividades básicas de la existencia transformando -estructural,
procesual y mentalmente- la dimensión social, política, cultura, económica y
religiosa de las distintas sociedades
La comunicación en la era digital hoy coexiste con movimientos
globalizadores, en un entorno de mayor transculturación, mestizajes,
sincretismos, ciclos de hibridación cultural, multietnicidad, hibridación de
género y plataforma mediáticas, convergencia tecnológica y engranaje de medios.
Derivado de todo ello nos encontramos en un modelo de economía de la expresión,
en el que la oferta y la demanda mediática ha potenciado un capitalismo en el
que el capital simbólico, mediático, social y digital se apropia de todos los
tiempos muertos y, por ende, de las formas narrativas y discursivas. Esto, ha detonado un
hiperconsumo tecnológico; mediado desde los hipermedios. Así lo refiere el
Sujeto Informante Digital, SID128:
La comunicación móvil
cambió mi vida en la tranquilidad que tienes al saber que puedes comunicarte
con quien sea cuando quieras, aunque la contraparte es la dependencia tanto a
las personas como a la información, siempre quieres estar informado de todos y
de todo (Sujeto Informante Digital, SID128, México, DF, México)
En
las últimas décadas, el horizonte mediático se amplificó, articuló y se volvió
eminentemente táctico, interactivo y dialógico. El consumidor/usuario juega,
por tanto, un rol fundamental en dicha articulación social. Los pilares sobre
los que se fundamenta esta nueva relación es: la comunicación, la colaboración,
la educación, el entretenimiento y el compromiso de los usuarios más con la
tecnología que con las personas mismas
La
vida digital alumbró el nacimiento de una nueva civilización; derivado de ella,
el mundo cambió y reinventó el presente y futuro de las personas. “La
revolución (digital) ha ido anidando en la normalidad -en los gestos simples,
en la vida cotidiana, en nuestra gestión de deseos y de miedos-” como afirma
Baricco
En
ese mundo que circula entre lo líquido y lo gaseoso hay que repensar algunas
condiciones dadas por el mundo análogo como lo son: materialidad en el
hiperespacio, corporeidad de los hiperobjetos e hipersujetos, presencialidad
del yo en los entornos digitales e hiperconexión y las implicaciones que tienen
en el orden digital como lo son: hipersocialización, economía del panóptico,
nueva geografía de contenidos, economía del lenguaje, infantilización de
occidente, huella digital, superficilidad, rompimiento de la esfera
pública/privada, hipersexualización, saturación, aburrimiento y estrés digital.
A continuación, se exponen los nuevos contextos que han reconfigurado la arena comunicativa
y que inciden directamente en el campo de acción de la comunicación digital
responsable:
· Hiperespacio: primer rompimiento del
espacio digital con la noción tridimensional
· Hiperobjetos:
Hoy convivimos con objetos y sujetos no materiales; con
entidades reales o imaginadas producidas o no por seres humanos, softwares, hardwares, wetwares, machine
learning y algoritmos, ubicados en espacios “no-locales”, en temporalidades
distintas y que operan en entornos virtuales o simbólicos-sociales.
Desde la sociedad de la información producimos objetos y realidades que se
desvanecen en el aire y que no están dotadas de materia en bruto. Ocupan una
fase espacial de alta dimensionalidad que vuelve visibles o invisibles a los
humanos durante ciertos períodos de tiempo
· Corporalidad:
El sujeto y el mundo son unidades corpóreas, existencias incorporadas.
Realidades que se hacen presentes en el presente. La red evidenció que no sólo
somos un cuerpo significante; que hay algo más allá de la fachada y reiteraron
la fuerza del lenguaje como extensión corpórea (presencia sostenida en la
experiencia simbólica) y modo de existir. Estar
en el mundo sin estar en el mundo;
presencia permanente en todos los elementos metalingüísticos empleados para dar
cuenta de uno. Cuando en la red no se cuenta con un cuerpo, el lenguaje termina
por expandir al sujeto ante la falta de límites, pero haciendo aún más inexacta
nuestra presencia. La corporeidad ayudaba ajustar lo que queríamos comunicar
con lo que en realidad comunicamos. Hoy hay que guardar un equilibrio mayor
para no caer en un logocentrismo. Pasamos del culto al
cuerpo al culto del posteo, del metalenguaje. Si el cuerpo era un lugar
privilegiado para entender la vinculación del sujeto con la realidad, hoy hay
que estudiar al hombre como signo encarnado en peligro de que pierda su
significado. La virtualidad desestructuró el cuerpo del sujeto para
generar comunicación
· Presencialidad: El cuerpo no es una
simulación, ni sólo representación; es la presencia de alguien. Gabriel Marcel
sostenía que la presencia no es un simple estar ahí, es una experiencia en la
que se concreta el existir. Por tanto, no es lo mismo estar solo en el mundo
que sabernos entre personas, en un grupo. Estar entre personas implica una
responsabilidad del intercambio. La presencia se concreta en la comunicación
personal. En un espacio sin rostro, sin mirada, sin expresiones, se hace
compleja la manifestación de sentimientos, pasiones, temperamentos, carácter… Estar en el hiperespacio, entre hiperobjetos e hipersujetos
diluye la presencia viva que permitiría el cuerpo o el rostro. El yo no es sólo discurso, habla, concepto.
La afirmación de la existencia se hace desde la deducción y seducción que
permiten los metalenguajes, el icono, el emoji.
El signo es el mensaje. El misterio y significado de la existencia sólo tiene
posibilidad de encarnación en la instrumentalidad que permite la herramienta o
la interfaz haciendo que el cerebro interprete dicho entorno como si fuera real
· Hiperconexión: Como bien señalan
Nicholas Christakis y James Fowler, nuestras conexiones afectan casi todos los
aspectos de nuestra vida: los acontecimientos a los que nos exponemos; las
personas a las que conocemos; las emociones que expresamos y difundimos; las
elecciones, acciones, pensamientos y sentimientos que experimentamos. Y es que
las conexiones impulsan reacciones en cadena.
Somos
seres que se construyen y significan en la palabra. Más allá del ente que se
rasura, el animal que convive, la horda que maquila, la creativa que se
transporta, somos seres significantes, expresiones ontológicas, acciones
dialógicas, multitudes que se expresan. Somos palabra, imagen y sonidos. Seres
que se construyen de expresiones simbólicas.
Nuestra vida se moldea por completo en el significado. Somos cuerpos en
busca de sentido: signos encarnados. Somos el medio y el mensaje. El soporte y
el contenido. Somos la evidencia de que todo lo que toca el lenguaje cobra
vida. Somos un yo articulado,
narrado, estructura sintáctica que busca diferenciarse en el mundo; combinación
de morfemas y unidades semánticas ocultas entre trozos de carne, músculos y
articulaciones.
Nuestro
mundo, no es de este mundo. Es el de las palabras, las imágenes y el sonido.
Nuestra especie se debate entre los mundos internos y los externos. Entre lo
corpóreo y lo simbólico, vivimos suspendidos en lo intermedio, en un
hiperespacio en el que los objetos son sólo una pequeña parte de lo que en
verdad vemos, sentimos y queremos. Nuestra contradicción es la de los
hablantes, la de la identificación, la diferencia, la incomprensión y la falta
de sentido.
Somos
las palabras que se regocijan con su propio significado. Las que se engolosinan
con su estructura, su forma y naturaleza. Somos el signo que se fascina con su
propio significado. Somos voces, iconos y melodías. Señales a mitad del
desierto; ruido en el vacío, grafittis
en la oscuridad. Somos el punto de llegada y el final del lenguaje mismo. Somos
la especie significante que estableció una simbiosis con la materia. Somos la
interfaz que conduce la existencia de la lengua. La misma que es vida y virus a
la vez. Compartir y socializar (en la era de la información) se ha convertido
en la forma más viral de expansión de la información, pero, ¿también del
conocimiento? El virus algunos casos incuba, en otros, mata. En el contagio de
la información ocurre lo mismo, hay sujetos activos, pasivos y retrovirales. A
algunos, los informadores los usan como receptores, a otros como nodos
conectores para contagiar a otros y a un grupo mayoritario como punto de
contagio. La información, como el lenguaje, es un virus.
La nueva configuración del espacio mental
Los
medios se han convertido en
interfaces fundamentales en la vida de las personas por su alcance global,
universalidad en el acceso, accesibles las 24 horas del día, los 365 días del
año, ofreciendo información permanentemente actualizada y su carácter de
interacción bidireccional
Stig Hjarvard
Así
tenemos a los medios entendidos en su
permanente interacción con la cultura y la sociedad. Ahora bien, en el momento
en que entendemos que la presencia de los medios se ha convertido en una
condición estructural sobre la cual se soportan todas las prácticas culturales,
económicas, políticas y sociales
La
hipermediatización contempla los
grandes cambios estructurales y en las relaciones,
cogniciones e interacciones humanas, derivados de la interacción medios,
hipermedios, cultura, sociedad, instituciones e individuo en las dimensiones
físicas, virtuales y mentales a lo largo del tiempo. Por tanto, este capítulo quiere
dar cuenta de los cambios estructurales derivados de la
mediatización digital de la vida en las personas y su influencia en
los terrenos físicos, virtuales y mentales, es decir, en el ciberespacio de tal forma que se
pueda ubicar el lugar del sujeto en ese mundo hipermedial, así como entender las vías que ahora tiene para
establecer vínculos y relaciones con los otros y así dotar de sentido el mundo.
Particularmente enunciamos algunos de los cambios estructurales en la
estructura mental derivados de dicha hipermediatización:
1.
Hipersocialización: Los medios hoy son el
punto de contacto, el lugar de inmersión donde las personas e instituciones se
reconocen y exploran la existencia. Compartir en la nueva dinámica social se ha
vuelto una contemplación voyeurista
del otro y lo otro. Las personas van dejando rastro de sí dando un retuit o un “me gusta”. Ese dejar una
marca digital simboliza: 1) pienso en ti; 2) aquí estuve; 3) sé lo que hiciste;
4) me interesa lo que estás haciendo, pensando o diciendo. Las personas, hoy,
han reconfigurado su actuar social en esta lógica de participación social como
un socializarlo todo, convirtiendo todo acto dialógico en una práctica de
consumo. La comunicación digital se ha convertido en un life streaming; una transmisión permanente de la vida como si esta
fuese un reality show
2.
Economía del panóptico: Al narrarse las personas
y las instituciones en los medios, en la esfera pública digital, todo se vuelve
observable, los coloca en una vitrina en la que la vida entera se expone a los
demás; todo se vuelve en información viviente circulante en el ciberespacio. En
la red, toda la data personal se mediatiza y se hace visible en un click, Los medios e instituciones se han
vuelto cazadoras de dicha información: registran, almacenan, procesan,
discriminan, segmentan e intercambian datos con otros dispositivos, sistemas e
interfaces. Desde ahí registran nuestros gustos, preferencias, decisiones,
recuerdos y emociones. La incorporación de ellos en nuestro día a día y la
intensidad de nuestra inmersión es lo que está creando de cada experiencia
narrativa y comportamientos en línea, estilos de vida, sistemas culturales
automatizados, naturalezas sígnicas colaborativas, ecosistemas perceptivos que
aprenden de cada uno de nuestros movimientos, pensamientos e imágenes. El
modelo económico de gran parte de las redes sociodigitales se alimenta de esas
visualidades, los patrones de navegación y la minería de información que de ahí
se desprende
3.
Nueva geografía de
contenidos:
La geografía de la producción de contenidos ha cambiado. La aparición del
Productor-Consumidor (prosumer) y la democratización de las herramientas de
producción ha modificado los espacios de producción mediática y de sentido. El
nuevo escenario de participación está desterritorializado
4.
Economía del lenguaje: Los partícipes de la
comunicación digital que hoy todo lo tagean,
expresan también su estado psico-emocional a través de formas minimalistas que
reducen la existencia a verbalizaciones digitales reduccionistas como imágenes,
sonidos, textos, memes e emojis
5.
Estetización de la vida
cotidiana:
Las personas están encuadrando la vida desde las interfaces digitales y los
dispositivos móviles, incorporando filtros y stickers para validar con ello sus acciones en los territorios
digitales y análogos. La mejor imagen de sí o del mundo, sin importar que esta
sea falsa o distorsionada, es la que es aceptada por los pares o las
instituciones. La imagen como bien lo señalaba Susan Sontag
6.
Infantilización: Niños y jóvenes ocupan
hoy día el bono poblacional en gran parte del mundo. Existe en sí una adoración
por “lo joven”. Un culto por las formas de apropiación y vivencia que ellos
tienen de la cultura y la cultura popular
7.
Esfera pública vs Esfera
privada e íntima:
Todos tenemos un discurso y un actuar social que se refleja en nuestras
conversaciones y huella digital. En esos espacios logramos reflejar nuestra
visión del mundo, ahí se cristalizan nuestros valores, normas, ideas. Expresarnos
en el terreno mediático y digital es la objetivación del modo de concebir y
representarse y es en la esfera pública donde se da esta
compleja interacción de representaciones (Thompson, 1996). La esfera pública,
constituida como una red de relaciones de
densidad variable, es “donde el otro
se me revela como una extensión de mí mismo, pero diferente, mi consigna se
mezcla entre la consigan colectiva… posibilita la tensión entre convicción y
resistencia, entre creencia y deseo” (Reguillo Cruz, 2005, p. 73). Los medios de comunicación operan, al igual que
la esfera pública, como puentes de significación; los medios se apropian y
resemantizan los discursos. El mundo y los otros
se acercan gracias a los medios; adquieren significado. Sirven de punto de
encuentro, crean nuevas formas de conversación en el que la información y los
contenidos simbólicos crean nuevas formas de interacción social (Habermas, 1986). La esfera pública y los
medios son el lugar de la
co-presencia. Si al más puro análisis gramsciano, la infraestructura
condiciona, los medios operan como materiales ideológicos que impactan en modo
directo o indirecto en la configuración de la identidad. Sin embargo, la esfera pública se ha ampliado superando
la visión de la Grecia clásica en la que sólo se distinguía lo público de lo privado; ahora
con los medios digitales logramos introducirnos a la esfera íntima. La evolución histórica en Occidente deja ver esta
transición hacia la vida social pública, como una esfera comunicativamente
estructurada de lo público (Habermas,
1989) hacia un espacio
multidimensional estructurado y significante en el que los individuos se
muestran, configuran y validan. En esa esfera pública digital intervienen
nuevas estructuras mediáticas, tecnológicas, de negocio, gestando nuevos
escenarios de socialización y negociación de la
corporeidad, la idealización, simbolización y psicologización de cada
persona (Hall, 2003). La esfera pública se
transformó configurando un laberinto de sentidos, de procesos sociales de
producción, circulación y consumo de la significación de la vida misma. Por
ello, la importancia de que dicha frontera de significación sea cruzada a
través de comportamientos responsables y éticos para lograr una apropiación
discursiva del otro estableciendo pactos, treguas y simpatías.
Medios
e hipermedios se han vuelto omnipresentes y han alcanzado un nivel de
independencia tal que se han logrado colocar en modo supranacional. Su poder
está fuera del control de gobiernos, empresas, instituciones y personas. El giro mediático de la sociedad del cual hablaba Gudmund Hernes
Los
cambios se empezaron a ver en la administración pública, la economía, las
instituciones, los partidos y campañas políticas, la educación, las expresiones
religiosas y la organización social. Los medios modificaron la
racionalidad, las categorías, las percepciones, la conciencia, la opinión
pública, los patrones cognitivos, los modos en que se presenta la realidad o se
seleccionan y distribuyen las experiencias e interacciones sociales. En ese
giro se pasó de la forma social a la forma mediática. Los medios adquirieron un rol
constitutivo, activo y envolvente capaz de influir, modificar y alterar todas
las dimensiones de la vida. Las formas mediatizadas amplificaron la producción,
circulación, distribución y comprensión de los significados culturales y
sociales. Winfried Schulz
Conclusión: La dependencia digital como origen
del estrés digital
Las
personas dependen hoy de los procesos, lógicas, caracterizaciones y
articulaciones que se generan desde los medios. Los medios fungen en ese
sentido como ventanas, pantallas de exposición que se engranan entre sí. Se
volvieron protocolos asociados entre gobiernos, empresas, sistemas militares y
de inteligencia financiera en los que se hace obligado un diálogo transparente
de la información para generar una mayor cohesión social y vinculación ética
entre todos los públicos como apunta la Comunicación Responsable
Los
medios terminaron
articulando diversas esferas que operaban en contextos, situaciones y mercados
totalmente independientes. En esta lógica los medios se convirtieron en
la fuente dominante de información y construcción de experiencias; son una
fuerte industria que influye en la construcción de agendas, imaginarios,
narrativas, virtualizaciones, redes, sistemas de comunicación, prácticas
culturales y habitus que son
permanentemente monitoreados. Tal como
lo afirma el Sujeto Informante Digital, SID88:
La vida en red es desde
hace años como tener un megáfono en casa, un teléfono y televisión con cámara
incluida. Es una forma natural de comunicarme y estar en contacto con el mundo.
La verdad, es un medio natural de expresión para mí. (Sujeto Informante
Digital, SID88, México DF, México)
Las
redes que interconectan a medios e hipermedios, también conectan bases de
datos, estilos de vida y personas entre sí. El proceso de mediatización nos ha
vuelto más interdependientes y vulnerables. El nuevo horizonte es el de un
ambiente hipermediatizado, convergente, expansivo, focalizado, global,
acelerado e hipercomplejo en el que se permita una participación más activa,
honesta, empática, consistente, transparente, veraz y corresponsable de los
ciudadanos y las organizaciones para interactuar en un ambiente de equidad y
beneficio para ambas partes
Los
medios al mediatizar la
cultura y la sociedad terminaron por hacer del mundo un territorio común de
significación en el que hoy los individuos están hospedando no sólo su vida,
sino también al ser. La hipermodernidad colocó al individuo
en perspectiva global; las prácticas sociales se tornaron inmediatas,
excesivas, exageradas, desmesuradas, extralimitadas, hiperrealistas,
hiperbólicas, transfronterizas. Desmesura, espectacularización, aglomeración y consumo lo abarcan todo. Los
medios a su vez lo engranan
y agrandan todo; maximizan la esfera del consumo. Existe una tentación sistemática
por la vida colectiva aun cuando el individuo vive inmerso en su propia
solitud. Los tiempos hipermodernos son los del consumismo experiencial, los que transformaron la memoria en un espectáculo de
entretenimiento que puede ser contemplado en tiempo real en la vida
mediatizada. Por ello se hace necesario que el ciudadano y las organizaciones sean
receptores, productores, difusores y emisores responsables, proactivos,
prosociales, respetuosos y veraces para generar mayor compromiso público,
participación ciudadana y legitimidad.
Ahora
las personas se han encerrado en sí mismas, buscan la satisfacción inmediata,
la gratificación permanente. La compulsión de sus acciones es la que renueva
todos los simulacros y exorciza lo volátil. La crisis del hombre está en la
crisis de los significados; por tanto, la crisis de valores es una crisis
antropológica: de sentido. Por ello se hizo necesario repensar el subcampo de
la Comunicación digital responsable y el lugar que ocupa la persona en
permanente búsqueda y construcción de sentido en el ciberespacio.
La
hipermediatización de la vida y la cultura, generó profundos cambios estructurales
en el orden dialógico en las dimensiones política, cultural, económica, religiosa
e institucional; pero, sobre todo, en las estructuras mentales generando nuevas
racionalidades, que, de no ser atendidas, seguirán afectando la condición humana
en la nueva cultura digital. La hipermediatización de la vida modificó los
procesos sensoriales, perceptivos, cognitivos y memorísticos. La relación con
objetos, sujetos, dispositivos, interfaces y contextos se alteró por la
posibilidad que existe de que todo se conecte con todo, de que todo intercambie
información entre sí, de que todo se comunique con todos. Sin embargo, dicha
comunicación, tristemente no siempre se hace en condiciones responsable, ética,
transparente, reflexión a la que invita este planteamiento teórico en
construcción.
El
nuevo contexto comunicacional nos obliga a repensar, por tanto, una
comunicación digital más responsable, que permita garantizar la centralidad
humana en las dimensiones materiales y no materiales; que ayude a las personas
a tejer nuevamente el orden social para reconectar los procesos civilizatorios
más allá de una lógica de consumo. Necesitamos un giro ético personalista que
nos ayude a imaginar una sociedad más justa, igualitaria y digna.
La
comunicación digital responsable puede ser una vía para generar una ecología
humana y mediática integral, para reconsiderar la crisis de sentido y
establecer una nueva forma de socializar, generar vínculos de confianza,
dialogar, negociar y poner en común el sentido pleno de la existencia en la era
digital. De esta forma el comunicador responsable digital, podría ser un agente
de cambio e incidir en la transformación de la cultura y facilitador del cambio
social con una perspectiva centrada en la persona. Cambio que se hace necesario
y que seguro tendrá que hacerse desde una dimensión digital, dada la incidencia
que tienen los hipermedios en el desarrollo evolutivo actual.
Referencias
Aparici,
R., & García Marín, D. (2017). ¡Sonríe, te están puntuando! Narrativa
digital interactiva en la era de Black Mirror. Barcelona: Gedisa.
Baricco,
A. (2019). The Game. Barcelona: Anagrama.
Bauerlein,
M. (2008). The dumbest
generation: how the Digital Age stupefies young americans and jeopardizes our
future. Nueva York: Jeremy P. Tarcher/Penguin.
Buber,
M. (2017). Yo y tú. Barcelona, España: Herder.
Carey,
J. (2008). Communication as
culture: essays on media and society. EUA: Taylor & Francis.
Carr, N. (2010). The Shallows. What the Internet is Doing to Our
Brains. Nueva York, EUA: W. W. Norton.
Castells,
M. (1997). Introducción a la Era de la información. De City(7), 6-16.
Castells, M. (2001). La Galaxia Internet. Madrid, España: Plaza y
Janés.
Christakis, N. A., & Fowler, J. H. (2010). Conectados: El sorprendente poder de las redes sociales
y cómo nos afectan. México, D.F., México: Santillana ediciones generales S.A.
de C.V.
De
Andrés del Campo, S., & González Martín, R. (2012). La comunicación en el
marco de la Responsabilidad Social bases para una definición de Comunicación
Responsable. aDResearch: Revista Internacional de Investigaci_n en
Comunicaci_n(6), 14-31. aDResearch: Revista Internacional de Investigación
en Comunicación, 6, 14-31.
Deuze, M. (2006). Participation, remediation, bricolage: Considering
principal components of a digital culture. Information Society, 22(2),
63-75.
Deuze, M. (2012). MediaLife. Gran Bretaña: Polity Press.
Ebner, F. (1995). La palabra
y las realidades espirituales: fragmentos pneumatológicos. Madrid: Caparrós.
Foncuberta,
J. (2017). La furia de las imágenes: notas sobre postfotografía.
Barcelona: Galaxia Gutenberg.
Fragoso,
S. (Mayo-Julio de 2001). Espacio, ciberespacio, hiperespacio. Razón y
Palabra. Recuperado el 08 de 11 de 2021, de
http://www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n22/22_sfragoso.html
Gómez
Vieites, Á. (2003). Las claves de la Economía Digital: Una reflexión sobre
los nuevos retos que deben afrontar las organizaciones en la Sociedad de la
Información. México, D.F., México: ALFAOMEGA GRUPO EDITOR S.A. de C.V.
Habermas, J. (1986). La esfera de lo público. In F. J. Herrero, & F.
Galván Díaz, Touraine y Habermas: Ensayos de toería social (pp.
123-130). Puebla: Universidad Autónoma de Puebla, Universidad Autónoma
Metropolitana-Azcapotzalco.
Habermas, J. (1989). The Structural Transformation of the Public
Sphere: An Inquiry into a Category of Bourgeois Society. Cambridge,
Massachussets, EUA: MIT Press.
Hall,
S. (2003). ¿Quién necesita identidad? En S. Hall, & P. Du Gay, Cuestiones
de identidad Cultural. Buenos Aires, Argentina: Amorrortu.
Harvey,
D. (2008). La condición de la posmodernidad: investigación sobre los
orígenes del cambio cultural . Buenos Aires, Argentina: Amorrotu
editores.
Hernández
Flores, H. (2018). La comunicación responsable como un eje de investigación
de la comunicación organizacional ante los entornos políticos,
gubernamentales y corporativas en América Latina. Encuentro Escuchando
nuestras voces: Perspectivas latinoamericanas en Comunicación Organizacional.
. San José, Costa Rica.
Hernández
Flores, H. (2019). l Discurso Corporativo Mediado por Twitter Comunicación
Responsable en la Era de Las Redes Sociales: Caso Cabify. En J. Hidalgo
Toledo, & J. Yaguache, Inovações em Relações Públicas e Comunicação
Estratégica (págs. 40-57).
Aveiro, Portugal: RIA.
Hernes, G. (1978). Det mediavridde samfunn ("The Media-Twisted
Society"). Samtiden, 86(1), 1-14.
Hidalgo
Toledo, J. (Octubre-diciembre de 2012). Ética en la era digital: desafíos
frente a la comunicación globalizada. Revista Mexicana de Comunicación, 25(132),
12-16.
Hidalgo
Toledo, J. A. (2018). Medios y Mediación en la cultura digital. Cambios
estructurales y construcciones teóricas para la comprensión de la cultura
digital. México: Tirant
lo Blanch.
Hjarvard, S. (2013). The mediatization of culture and society.
Gran Bretaña: Routledge.
Husserl, E. (1999). Investigaciones
lógicas. Madrid: Alianza.
Kaku,
M. (2016). Hiperespacio: Una odisea científica a través de universos
paralelos, distorsiones del tiempo y la décima dimensión. Barcelona: Crítica.
Livingstone, S. (2009). On the mediation of everything: ICA Presidential
Address 2008. Journal of
Communication, 59(1), 1-18.
López
Quintás, A. (1968). Pensadores cristianos contemporáneos. Madrid: BAC.
Lucas Marín, A. (2000). La nueva sociedad de la información: una
perspectiva desde Silicon Valley. Madrid, España: Ed. Trotta.
Martín-Barbero,
J. (2008). El cambio en la percepción de los jóvenes. Socialidades,
tecnicidades y subjetividades. En R. Morduchowicz, Los jóvenes y las
pantallas: nuevas formas de sociabilidad. Buenos Aires, Argentina:
Paidós.
Morduchowickz, R. (2008). La Generación Multimedia: Significados,
consumos y prácticas culturales de los jóvenes. Buenos Aires, Argentina:
Paidós.
Morton,
T. (2018). Hiperobjetos : filosofía y ecología después del fin del
mundo. Buenos Aires: Adriana Hidalgo Editora.
Navarro
Sequeira, M., Rivera-Salas, P., & Hernández Flores, H. (2021).
Aproximación desde la Comunicación Responsable Gubernamental y Política al
discurso de los líderes latinoamericanos al inicio de la pandemia COVID-19. .
Más Poder Local, 46, 24-48.
O'Brien, R. (1992). Global Financial Integration: The End of
Geography. Londres, Inglaterra: Chatham
House/Pinter.
Pérez
Herranz , F. (abril de 2009). Realidad virtual y materialidad. Eikasia.
Revista de Filosofía, IV(24 extr). Recuperado el 08 de noviembre de 2021,
de https://www.revistadefilosofia.org/24-10.pdf
Reguillo Cruz, R. (2005). La construcción simbólica de la ciudad:
Sociedad, desastre y comunicación. México: Instituto Tecnológico y de
Estudios Superiores de Occidente (ITESO), Universidad Iberoamericana.
Safko, L., & Brake, D. K. (2009). The social media bible:
Tactics, tools & strategies for business success. New Jersey, United
States of America: John Wiley & Sons, Inc. .
Sánchez
Martínez, J. (09 de noviembre de 2010). Cuerpo y tecnología. La virtualidad
como espacio de acción contemporánea. Argumentos, 23(62), 227-244.
Obtenido de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0187-57952010000100010&lng=es&tlng=es
Sánchez
Martínez, J., & Martínez Noriega, D. (2019). Viralidad. Política y
estética de las imágenes digitales. Barcelona: Gedisa.
Schulz, W. (2006). Reconstructing Mediatization as an Analytical
Concept. European Journal of Communication, 19(1), 87-101.
Séneca,
L. A. (2021). Sobre la felicidad: Sobre la brevedad de la vida.
Madrid: Edaf.
Silverstone, R. (1994). Televisión y vida cotidiana. Buenos
Aires, Argentina: Amorrortu Editores.
Sontag,
S. (2006). Sobre la fotografía. México: Alfaguara.
Sustaita,
A. (2019). De la imagen viral. Una postulación del concepto de infección
cultural. En J. A. Sánchez, & D. Martínez, Viralidad. Política y
estética de las imágenes digitales (págs. 53-73). México: Gedisa.
Tapscott, D. (2009). Grown up digital: how the net generation is
changing your world. Nueva
York: McGraw Hill.
Thompson, J. (1996). La teoría de la esfera pública. Revista Voces y
Culturas(10), 1-12.
Twenge,
J. M. (2006). Generation Me. Nueva York, EUA: Free Press.
Verniers, P., & Bevort, E. (2008). The Appropriation of New Media
and Communication Tools by Young People Aged 12-18 in Europe. New Trends for
Media Education. En U. Carlsson, S. Tayie, G. Jacquinot-Delaunay, & J.
Pérez Tornero, Empowerment Through Media Education. An Intercultural Dialogue. Gothenburg, Suecia: Nordicom.
Wolton,
D. (2008). Internet ¿y después?: Una teoría crítica de los nuevos medios
de comunicación. Barcelona,
España: Gedisa.
Zuboff, S. (2020). The Age of Surveillance Capitalism: The Fight for
a Human Future at the New Frontier of Power. Nueva York: Public Affairs.
[1]
A partir de este
momento el lector encontrará la referencia SID
como acrónimo de Sujeto Informante
Digital; es decir, las personas que contribuyeron al estudio cualitativo a
través de entrevistas, foros de discusión y sesiones en línea de meta reflexión
sobre la condición de vida digital.
No hay comentarios
Gracias por tu mensaje, en breve te respondemos