El Rostro Efímero: Infancia y Memoria en la Era de los Filtros Digitales
Por: Dr. Jorge Alberto Hidalgo Toledo,
Human & Nonhuman Communication Lab,
Facultad de Comunicación, Universidad Anáhuac México
El reciente fenómeno en TikTok, donde padres reviven las imágenes de sus hijos víctimas de la “era Snapchat”, expone un cambio de paradigma en la construcción de la memoria familiar. Niños que crecieron entre orejas de perro, coronas de flores y distorsiones faciales ahora enfrentan un archivo de infancia que no se parece a ellos, sino a una versión edulcorada y caricaturesca de su propio pasado.
Cuando la Imagen Se Vuelve Simulacro
Jean Baudrillard advertía que en la era de la hiperrealidad, los signos dejan de referirse a algo real y se convierten en meras representaciones de otras representaciones. Las fotos de bebés con filtros no documentan una realidad, sino una estética efímera, una simulación de lo que fue. Así, las primeras imágenes de un niño dejan de ser testimonios fidedignos y se transforman en un espectáculo de la cultura digital.
Marshall McLuhan ya había señalado que cada medio no solo transmite contenido, sino que modifica la estructura misma de nuestra percepción. Si antes la fotografía era un ancla de la memoria, hoy se ha convertido en un espacio de juego visual donde la autenticidad es secundaria. ¿Qué significa esto para una generación que crecerá viendo su infancia a través de un prisma de distorsiones digitales?
¿Memoria Digital o Archivo de lo Efímero?
El comentario viral “Los niños de hoy no tendrán álbumes de fotos, sino una carpeta en iCloud” ilustra con precisión el cambio en la manera en que preservamos los recuerdos. No solo se trata de la cantidad de imágenes que almacenamos, sino de la naturaleza de estas. Si cada recuerdo infantil está mediado por un filtro de moda, ¿qué tipo de conexión con su propia historia podrán construir estos niños?
La nostalgia futura de esta generación será radicalmente distinta. No evocarán recuerdos basados en imágenes genuinas, sino en la estética de una época, en los efectos visuales de un software ya obsoleto. Quizá, en unas décadas, surgirán aplicaciones dedicadas a “desfiltrar” las fotos del pasado, en un intento por recuperar una identidad que, en su momento, fue sacrificada por la diversión efímera de un clic.
El Rostro Detrás del Filtro
Más allá del humor de esta tendencia, la pregunta esencial sigue en pie: ¿qué estamos haciendo con la memoria? Si la infancia se reduce a una estética viral, si las imágenes que nos representan están más orientadas a la validación social que a la autenticidad, ¿qué queda de nuestra historia personal?
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