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Demencia Digital: Nueva Frontera de la Salud Mental en México



 

Dr. Eduardo Portas 

Director de HitPoint.mx, portal especializado en investigación de temas juveniles 

El autor es egresado del Doctorado en Comunicación y Mercadotecnia Estratégica de la Universidad Anáhuac México, campus Norte 

En X antes Twitter: @EduPortas

 

Los efectos negativos por el uso excesivo de pantallas amenazan con convertirse en el problema de salud mental más grave para los mexicanos.

 

Nuestro país no está exento de esta situación. Las naciones más industrializadas del mundo comienzan a mostrar los primeros efectos negativos a nivel social a causa del sobre-uso y sobre-exposición a los dispositivos electrónicos.

 

Un estudio reciente de WhistleOut estimó que una persona pasará unos nueve años de su vida en su celular, lo que equivale a unos 76 mil 500 horas. A eso se deben sumar los minutos de otros dispositivos.

 

No es del todo raro escuchar que una persona pase entre 9 y 14 horas al día en sus pantallas, sea por trabajo, diversión o ambas. De esas, y dependiendo del grupo de edad a la que pertenezca la persona, entre una y seis de dedicarán a las redes sociales.

 

Estos datos son más o menos homogéneos en las grandes urbes del planeta, incluyendo nuestras principales ciudades.

 

El volumen de horas dedicadas a las pantallas no pasa sin cobrar factura em los comportamientos sociales. Desde los años 80, algunos investigadores le llaman a este fenómeno “tecnoestrés”, lo cual se define como cualquier consecuencia negativa en la mente o cuerpo de la persona causada por el uso excesivo de dispositivos electrónicos.

 

Cuando los efectos son más que nada en la psique, algunos intelectuales prefieren el término “demencia digital”, popularizado por el libro del científico alemán Manfred Spitzer publicado ya en la segunda década de este milenio. Entre ellos se encuentran, cuando menos, pérdida de memoria y de la capacidad para aprender cosas nuevas, falta de empatía, dificultad para concentrarse, una sensación constante de ansiedad, y poca claridad del espacio físico a nuestro alrededor.

 

Sea como sea, y sin considerar las conceptualizaciones académicas, los efectos negativos por el uso indiscriminado de las pantallas son innegables. Por exceso trastornan la psique y nuestra corporalidad. A muchas personas esto parece importarles aunque la evidencia científica constata cada vez con mayor certeza esa realidad.

 

Durante mis estudios de doctorado en la Universidad Anáhuac pude comprobar los efectos negativos del uso excesivo de las pantallas durante el peor lapso de la pandemia en un grupo de más de 170 profesores de educación superior en México de 53 instituciones distintas.

 

Posteriormente, nuestra investigación realizada en HitPoint.mx entre más de mil mexicanos de 13 a 85 años encontró otra serie de datos preocupantes entre la población general de nuestro país.

 

De manera notable, de acuerdo con nuestros resultados, las mujeres y jóvenes mexicanos de 19 a 35 años tienden a resentir con mayor frecuencia los efectos más nocivos del uso excesivo de pantallas conectadas a internet.

 

En prácticamente todas las variables de nuestro cuestionario, las mujeres reportaron mayor frecuencia de los efectos perniciosos del uso desmedido de pantallas.

 

De entrada, esto se liga a un mayor uso generalizado de las mismas. Las mujeres dijeron pasar más tiempo frente a las pantallas que los hombres. La proporción de mujeres que afirmó pasar entre seis y hasta doce horas diarias frente a una pantalla fue más alta en ellas (59% contra 51%).

 

Caso similar con el uso de redes sociales. La proporción de mujeres que dijo pasar entre dos y hasta doce horas diarias usando redes sociales siempre fue mayor en ellas (78% vs. 73%). Por el contrario, la proporción más alta de aquellas personas que dijeron pasar una hora o menos en redes fue masculina (26% en hombres, 21% en mujeres).

 

De manera notable, las mujeres también dijeron tener una vida más sedentaria después de la pandemia Covid-19 comparada con la de los hombres. En nuestros datos, el 38% de ellas dijo que ahora se mueve menos frente a 29.5% de ellos.

 

Ligado a este tema se encuentran las horas de sueño. Las mujeres dijeron que ahora duermen menos (32% vs. 30%) o que ahora duermen más (20% vs. 14%) que antes de la pandemia, mientras que los hombres dijeron en mayor proporción que duermen igual número de horas (55% en ellos, 47.5% en ellas). Es decir, todo indica que la pandemia afectó con más fuerza los ciclos de sueño de las mujeres.

 

En cuanto a la demencia digital hay datos interesantes cuando se analizan las diferencias por sexo. De manera general, encontramos que las mujeres se ven mucho más afectadas que los hombres por el uso continuo de pantallas.

 

De entrada, las mujeres dijeron con mayor frecuencia que tienen más dificultad para escoger las palabras para expresarse de manera adecuada desde que usan las pantallas todos los días.

 

En este renglón, las mujeres respondieron que tienen problemas a veces, casi siempre o siempre 51% de las veces. Los hombres 39% en esos mismos rangos de frecuencia.

Pasó exactamente lo mismo al analizar su pérdida de concentración, su capacidad de atención, lapsos notables de memoria. Ellas reportaron con mayor frecuencia que esto les sucede veces, casi siempre o siempre.

 

Encontramos la misma historia con las variables sobre la frecuencia de pensamientos negativos. Las mujeres mexicanas dijeron experimentarlos de manera más frecuente cuando usan el internet y las redes sociales.

 

Ahora bien, los grupos de edad presentan algunas particularidades muy interesantes.

 

En cuanto al sueño, todos los grupos juveniles reportaron los índices más altos de cambios en los patrones después de la pandemia Covid-19.

 

Aquí, 41% de las personas de 19 a 25 años dijeron que ahora duermen menos, la cifra más alta entre todos grupos de edad. De ahí que fueran el grupo que dijo dormir de seis a ocho horas cada noche con menor frecuencia (51% mientras que los otros se ubicaron alrededor del 60%).

 

En cuanto a las variables ligadas a la demencia digital los jóvenes parecen ser los más afectados.

 

 

Los grupos de 19 a 25 años, así como el de 26 a a 35 años, afirmaron con mucho mayor frecuencia que casi siempre o siempre pierden su capacidad de concentración (41% en el primer grupo; 43% en el segundo) y atención (41% y 37%, respectivamente) al usar pantallas.

 

Esos mismos dos grupos, pero en particular el de 19 a 25 años, dijo con mucho más frecuencia que todos los demás que su memoria tiene lapsos de olvido notables casi siempre o siempre que usa pantallas. En ese grupo de jóvenes de edad universitaria la frecuencia que dijo siempre o casi siempre a los episodios de pérdida de memoria notables llega al 23%, notablemente superior a cualquier otro.

 

Exactamente lo mismo sucede cuando analizamos los pensamientos negativos al usar internet y redes sociales.

 

La proporción de aquellos que los tienen siempre o casi siempre es más alta en los personas de 19 a 25 años, seguidos de los que tienen de 26 a 35 años.

 

Para el internet, 13% de las personas que tienen 19 a 25 años presentan estos pensamientos negativos cuando navegan por la red.

 

En las redes sociales la situación es más grave. El 44% de los mexicanos de 26 a 35 años a veces tiene pensamientos negativos cuando usa las redes, el mayor entre todos los abarcados en el estudio. En ese mismo grupo el 20% tiene pensamientos negativos siempre o casi siempre que usa las redes, el nivel más alto solo por arriba de los que tienen de 19 a 25 años (16.5% de las veces).

 

En resumen, es ingenuo pensar que el uso desmedido de nuestros celulares y otros dispositivos electrónicos es inocuo. Apenas comenzamos a entender las graves consecuencias de este hecho impulsado por estructuras tecnológicas que han hecho casi obligatorio el uso de estos aparatos para ser una persona funcional en el mundo moderno. El pronóstico ligado a nuestra salud mental no es halagüeño.

 



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