Por Eduardo Portas
En X antes Twitter @EduPortas
El autor es director de HitPoint.mx, portal
especializado en investigación de cultura digital juvenil en México
La Comunicación Organizacional es el proceso
mediante el cual las instituciones utilizan distintas tácticas y estrategias
derivadas de la ciencia de la Comunicación para cumplir sus objetivos.
Esa sencilla definición ha sido suficiente para
que miles de autores desde finales del siglo XIX y principios del XX
reflexionen sobre la importancia del comportamiento de las personas que laboran
en un lugar con un propósito claro.
Cabe destacar que estas reflexiones ya se hacían
desde antes de que se delineara lo que hoy conocemos como Comunicación
Organizacional, tal como lo hizo Henry Ford, un autor fundamental en esta área
del conocimiento, específicamente en la línea de autores de la corriente
administrativa o clásica.
Dentro de las muchas frases atribuibles a Ford,
quien aprovechó la técnica y avances de su época para instaurar la producción
masiva de bienes mediante línea de producción mecanizada, conocemos una de 1925
que lo pinta con claridad: “el hombre menos la máquina es un esclavo; el hombre
más la máquina es un hombre libre”.
Este pensamiento se replica hoy en la enorme
cantidad de herramientas mecánicas o digitales que pueden introducirse a una
empresa para su (potencial) mejor operación, así como la eficiencia de los
empleados para desempeñar sus funciones.
Pero, dentro de esas cientos de miles de
herramientas qué existen, ¿cuáles deben añadirse a un ecosistema laboral?
La solución ya la había redactada el teórico
estadounidense de la Comunicación Neil Postman, uno de los exponentes más
importantes de la llamada Media Ecology.
El autor sigue siendo tan relevante hoy día como
lo fue en su época. De hecho, con el tiempo solo ha adquirido más importancia.
Las últimas tres columnas de este espacio han abrevado de sus profundas
reflexiones sobre los medios y la comunicación.
A grandes rasgos, Postman afirmada lo
siguiente sobre los artefactos por donde transmitimos nuestros mensajes: 1) La
tecnología facilita ciertas acciones específicas de cotidianidad, extiende la
vida del ser humano y da un matiz de limpieza. 2) La tecnología se
encuentra inexorablemente unida a una cultura, lo que vuelve difícil su
cuestionamiento.
Pero las consideraciones sobre los aparatos que
usamos van mucho más allá de eso, como sintetizó en su obra “Building a Bridge
to the 18th Century. How the Past Can Improve Our Future” (2000, pp. 42-53) ).
En este texto, el autor define las seis preguntas
que las personas deben hacerse frente a cualquier tecnología antes de
masificarse en una cultura y sociedad determinadas, lo cual incluye, por
supuesto, ambientes empresariales.
1) ¿Cuál es el problema para el cual esta
tecnología es la solución?
2) ¿Quién tiene este problema?
3) ¿Qué grupo de personas e instituciones pueden
ser considerablemente dañados con esta solución tecnológica
4) ¿Cuáles nuevos problemas pueden crearse por
haberse resuelto este problema?
5) ¿Qué tipo de personas e instituciones pueden
adquirir poder económico y político especial a causa del cambio tecnológico?
6) ¿Qué tipo de cambio en el lenguaje está siendo
impuesto por la tecnología y qué se gana y se pierde con este cambio?
Como suele suceder con muchos autores, sus últimas
obras suelen contener su enorme conocimiento cristalizado de manera diáfana
(Postman murió en 2003). “Building a Bridge…” es uno de esos
extraordinarios textos que pueden aplicarse prácticamente a cualquier ámbito de
la comunicación, tanto por su riqueza como por su aguda percepción sobre el
futuro.
Cualquier directivo puede (y debe) conocer esas
sencillas preguntas planteadas por Postman antes de tomar una decisión que
impactará a su organización a partir de la implementación de una nueva
tecnología.
De hecho, las seis interrogantes son una
cristalización de su decálogo sobre Media Ecology que el propio Postman había
publicado unos años antes en el libro “The End of Education. Redefining the
Value of School” (1996), una severa crítica al sistema educativo
estadounidense.
En el capítulo titulado The World Weavers/The
World Makers, hacia el final de “The End
of Education…”, sintetiza diez reglas de cualquier
tecnología, una especie de decálogo del Media Ecology.
Me parece un buen momento para enumerarlas, en
vista de su enorme utilidad a nivel organizacional:
1) Toda tecnología implica aceptar un pacto
fáustico o faustiano. A cada ventaja que ofrece, hay una desventaja.
2) Las ventajas y desventajas nunca se distribuyen
de forma homogénea entre la sociedad. Siempre hay grupos beneficiados y otros
perjudicados.
3) Toda tecnología tiene al menos una potente idea
integrada.
4) Las nuevas tecnologías tratan de destronar a
las antiguas: compiten por la atención, tiempo de uso, dinero, prestigio y
cosmovisión de las personas.
5) El cambio tecnológico siempre es ecológico,
nunca aditivo. Cuando una tecnología se integra a un entorno lo cambia por
completo.
6) Puesto que la información puede ser codificada
de diversas formas simbólicas, los distintos artefactos tienen sesgos
emocionales e intelectuales diferentes.
7) A causa de la accesibilidad y velocidad de
información, las distintas tecnologías tienen sesgos políticos
diferentes.
8) Por su forma, los distintos artefactos tienen
sesgos sensoriales particulares.
9) Por la forma en que nos acercamos a ellos, los
distintos aparatos tienen diversos sesgos sociales. 10) Por su variada
estructura técnica y económica, las tecnologías tienen variados sesgos de
contenido.
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